CONFERENCIA DE ALGECIRAS.- La Conferencia de Berlín (1885) había intentado establecer medidas de acuerdo y arbitraje en los repartos coloniales de los imperios. A principios del siglo XX los conflictos volvieron, en Marruecos, en el N de África, se enfrentaron franceses y alemanes. Alemania no quería perder la ocasión al haber llegado tarde al reparto colonial. Ello provocó la primera crisis marroquí. Desde 1905, Alemania intentó evitar el dominio del territorio marroquí a cargo de Francia y España, los dos países que ejercían su respectiva influencia sobre el sultanato. Francia amenazó a Alemania con declararle la guerra, pero el incidente se solucionó finalmente al convocarse una reunión internacional, la Conferencia de Algeciras (Cádiz), celebrada en 1906, cuyo objetivo fue poner fin al enfrentamiento entre Francia y el II Imperio Alemán en torno a la cuestión de la soberanía de Marruecos. Celebrada en 1906, participaron representantes de Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Imperio Austro-Húngaro, Países Bajos, Suecia, España, Portugal, Estados Unidos, Rusia y Marruecos. Se admitió de alguna manera la supremacía de Francia en la cuestión marroquí, pese a declararse explícitamente la propia soberanía del sultán Mulay Hafiz. Se reconoció el sur de Marruecos como área de influencia francesa, en tanto que España ocuparía la zona al norte de la cordillera del Rif. Asimismo, se establecieron las normas de permanencia de los europeos en Marruecos y los oficiales españoles y franceses recibieron el encargo de controlar sus respectivos puertos. Años más tarde, mediante la Convención de Fez (1912) se estableció el Protectorado francés. Algunos meses después se instituyó el Protectorado español sobre el resto del territorio marroquí.
DIKTAT.- (Imposición) forzosa de unas condiciones de paz al enemigo derrotado. En el contexto de los tratados de Paz de la I Guerra Mundial de 1919 fue la humillante solución impuesta por las potencias vencedoras a Alemania. Es el calificativo que usaron los alemanes para definir el acuerdo que salió del Tratado de Versalles en el cual se exigía que Alemania realizase importantes compensaciones económicas por los daños causados en la guerra.
ECONOMÍAS DE GUERRA.- Desde el punto de vista económico los gobiernos instauraron estas economías con una fuerte intervención del Estado. Las factorías debían funcionar a pleno rendimiento en la fabricación de armas, y cualquier queja por parte del empresario se consideraba una traición. La población femenina y la masculina no reclutada, fueron incorporadas a esa producción. Se denomina economía de guerra a la que se aplica en momentos históricos de fuertes convulsiones violentas, sean o no conflictos armados, o en periodos de extrema autarquía y que tiene por objeto mantener el funcionamiento de las actividades económicas indispensables para un país, procurar el autoabastecimiento, desincentivar el consumo privado, garantizar la producción de alimentos y controlar la economía nacional desde el Estado.
GUERRA DE TRINCHERAS.- Fase defensiva en la que las tropas se protegen mediante trincheras o fortificaciones para impedir el avance del enemigo. Esta guerra también recibe el nombre de guerra de posiciones, fue dura y larga y llegó a convertirse en el símbolo de la Primera Guerra Mundial. Tras la batalla del Marne, los ejércitos debieron esconderse, arrastrarse por el barro, cavar cada vez más complejos sistemas de trincheras para sobrevivir al fuego enemigo. Desde el Mar del Norte hasta Suiza, miles de kilómetros de trincheras enfrentaron a millones de hombres en el frente de occidental. Anegadas de barro, infectadas de ratas, las trincheras se convirtieron en el hogar de unos soldados que sufrieron lo indecible. Los reiterados intentos de los militares por romper el frente llevaron a matanzas: Verdún, Somme, Passendale en Ypres (Bélgica)… Las potencias industriales se esforzaron por encontrar nuevas armas que permitieran la ruptura del frente: los alemanes en 1915 iniciaron la guerra química, los ingleses en 1917 los tanques, la aviación comenzó a ser usada de forma sistemática como arma de guerra. Estructura de las trincheras: se cavaban a lo largo del frente de batalla para proteger a las tropas del fuego mortífero de la artillería y las ametralladoras. Detrás de las trincheras de primera línea se encontraban las trincheras cubiertas, que proporcionaban una segunda línea defensiva en el caso de que el enemigo asaltara la primera. Su anchura era de 1,8 a 2,5 metros. Las tropas que no estaban de servicio vivían en los refugios subterráneos de las trincheras de apoyo. Los suministros, alimentos y las tropas de reemplazo eran trasladados al frente a través de trincheras de reserva y comunicaciones. El área que se encontraba entre las trincheras de ambos combatientes era tierra de nadie; intentar cruzar este terreno solía acarrear la muerte, puesto que estaba cubierto de alambradas y los soldados pasaban a ser un blanco fácil para el enemigo.
GUERRA RELÁMPAGO.- (En alemán Blitzkrieg). Doctrina militar de ataque que implica un bombardeo inicial, seguido del uso de fuerzas móviles atacando con velocidad y sorpresa para impedir que el enemigo pueda llevar a cabo una defensa coherente. Los principios básicos de este tipo de operaciones se desarrollaron en el siglo XIX por varias naciones, y se adaptaron años después, en la Primera y Segunda Guerra Mundial, principalmente por la Wehrmacht, para incorporar armas y vehículos modernos como un método de evitar la guerra de trincheras. La Blitzkrieg necesitaba la formación de infantería mecanizada, artillería autopropulsada y cuerpos de ingenieros. En el combate, la Blitzkrieg dejaba poca elección a las fuerzas defensoras lentas que eran rodeadas y posteriormente destruidas por la infantería alemana.
GUERRA SUBMARINA.- La I Guerra Mundial también se extendió a los mares. Es cierto que la única batalla convencional (el enfrentamiento angloalemán de 1916 en la zona de Jutlandia) se saldó sin vencedores ni vencidos y no tuvo demasiada importancia. Pero la aparición de este tipo de guerra extendió el conflicto a los océanos. En 1915 el paquebote británico Lusitania, que transportaba ciudadanos estadounidenses, fue hundido por un submarino alemán. Estados Unidos protestó enérgicamente. En 1917, Alemania declaró que todos los barcos que se dirigieran a puertos británicos serían atacados. Los primeros meses fueron enormemente dañinos para los barcos que iban y venían a Inglaterra y a Francia. El resultado final fue, sin embargo, totalmente contrario a las esperanzas alemanas. La guerra submarina y el ataque a barcos estadounidenses fueron un hecho decisivo. En Abril de 1917 el presidente Wilson anunció la entrada de Estados Unidos en el conflicto junto a los aliados. Dos millones de americanos fueron enviados a Europa y toda la industria se puso al servicio de la guerra y de los aliados. La Guerra dio un vuelco.
MOVIMIENTO SUFRAGISTA.- El capitalismo alteró las relaciones entre los sexos. El nuevo sistema económico incorporó masivamente a las mujeres proletarias al trabajo industrial -mano de obra más barata y sumisa que los varones-. Las mujeres, mayormente las de burguesía media, experimentaban con creciente indignación su situación de propiedad legal de sus maridos y su marginación de la educación y las profesiones liberales. En este contexto, las mujeres comenzaron a organizarse en torno a la reivindicación del derecho al sufragio, lo que explica su denominación como sufragistas. Esto no debe entenderse nunca en el sentido de que ésa fuese su única reivindicación. Muy al contrario, las sufragistas luchaban por la igualdad en todos los terrenos apelando a la auténtica universalización de los valores democráticos y liberales. Sin embargo, y desde un punto de vista estratégico, consideraban que, una vez conseguido el voto y el acceso al parlamento, podrían comenzar a cambiar el resto de las leyes e instituciones. Su movimiento era de carácter interclasista, pues consideraban que todas las mujeres sufrían discriminaciones semejantes. Los principales objetivos del movimiento feminista fueron: el derecho de voto, la mejora de la educación, la capacitación profesional y la apertura de nuevos horizontes laborales, la equiparación de sexos en la familia como medio de evitar la subordinación de la mujer y la doble moral sexual y, la igualdad jurídica. El más importante y radical movimiento fue el inglés, surgido en 1851, cuando un grupo de mujeres celebraron en Sheffield un acto público en el que pidieron el voto para la mujer. Éste fue el inicio de un largo camino en el que buscaron el apoyo de los parlamentarios y en 1861, se presentó una petición en la Cámara de los Lores, que fue denegada. En 1903, la campaña por el sufragio femenino se intensificó con la fundación de la Unión Social y Política de Mujeres, promovida por Emmeline Pankhurst y sus hijas. Cansadas de tantas respuestas negativas, las sufragistas pasaron a la lucha directa (interrumpir los discursos de los ministros, mítines, manifestaciones, incendio de establecimientos públicos, agresiones a domicilios de políticos y miembros del parlamento…). En Gran Bretaña consiguieron el voto femenino en 1928 (aunque desde 1918 podían votar las mujeres mayores de 30 años). En España se consiguió el voto en 1931. En las Cortes de 1931 muchos temían que la mujer, tachada de "regresiva" y falta de espíritu crítico, pusiera en peligro a la joven república, pero se aprobó por primera vez en la historia española el artículo constitucional que consagró el derecho al voto femenino. Ganó el sí por 161 votos frente a 121, y en los diarios de sesiones de la época se recogen con detalle los argumentos de una izquierda dividida, que desconfiaba del voto de la mujer, influenciada por "la sacristía y el confesionario". En esas Cortes sólo había tres mujeres y, paradójicamente, dos de ellas, Clara Campoamor y Victoria Kent, protagonizaron las posturas contrapuestas. Clara Campoamor fue defensora de la igualdad de derechos de la mujer, impulsora del sufragio universal en España, logrando el voto femenino en 1931, así como la primera ley del divorcio.
PANKHURST.- Emmeline (Manchester, 1858 - Londres, 1928) fue una de las fundadoras del movimiento sufragista británico. Su nombre, más que cualquier otro, está asociado con la lucha por el derecho a voto para las mujeres en el período inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial. Contrajo matrimonio con Richard Marsden Pankhurst, un abogado que defendía la igualdad de derechos de la mujer, en 1879. Fue una de las fundadoras de la Liga para el Sufragio Femenino (WFL) creada en 1889. En 1903 organizó junto con sus hijas Christabel y Silvia la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU) en Manchester, grupo que adquirió cierto renombre cuando comenzó a organizar reuniones públicas y marchas de protesta frente a la Cámara de los Comunes. Sus actividades fueron adquiriendo un tono cada vez más agresivo, por lo que fue arrestada y encarcelada en varias ocasiones desde 1908 hasta 1913. Realizó varias huelgas de hambre en señal de protesta durante los periodos que pasó en prisión. En 1914, a comienzos de la I Guerra Mundial, alentó a las sufragistas a que abandonaran su campaña y se entregaran al trabajo de guerra. Falleció en Londres el 14 de junio de 1928, pocas semanas después de que se otorgara el derecho al voto femenino.
PLAN SCHLIEFFEN.- Plan propuesto durante la Primera Guerra Mundial por el jefe del Estado Mayor del II Reich alemán, Alfred Graf von Schlieffen. Preveía un ataque rápido contra Francia, entrando por Bélgica y Luxemburgo. En seis semanas, Francia habría de capitular y los imperios centrales podrían dedicar todo su esfuerzo al frente ruso. Al principio, las previsiones se cumplieron: los franceses intentaron atacar Alemania por Alsacia (Estrasburgo), pero a los pocos días tuvieron que retroceder derrotados. Mientras, los ejércitos germanos avanzaron sobre Bélgica e invadieron Francia sin encontrar resistencia. A comienzos de Septiembre, los alemanes se encontraban a 40 km de París. Del 6 al 13 de Septiembre, los ejércitos franceses, reorganizados por el mariscal Joffre, consiguieron parar el avance de los alemanes en la Batalla de Marne. Los alemanes y sus planes de guerra relámpago habían fracasado.
SOCIEDAD DE NACIONES.- Sociedad de Naciones, organización intergubernamental fundada en 1919, con sede en la ciudad suiza de Ginebra, en torno a la cual se articuló la sociedad internacional tras la I Guerra Mundial. Su primera reunión, a la que asistieron delegados de 42 estados, tuvo lugar en 1920. La andadura de la Sociedad de Naciones concluyó en 1946 cuando transfirió su legado a la naciente Organización de las Naciones Unidas (ONU). Supuso el primer movimiento eficaz hacia la organización de un orden político y social mundial, en el que los intereses comunes de la humanidad pedían ser observados y servidos por encima de las barreras de la tradición nacional, diferencia racial o distancia geográfica. La creación de la Sociedad de Naciones aparecía enunciada en el último de los famosos Catorce puntos expuestos por el presidente estadounidense Thomas Woodrow Wilson ante el Congreso en 1918, como uno de los fundamentos sobre los que había de fraguarse la paz y el nuevo orden internacional. A lo largo de la Conferencia de Paz de París (1919), Wilson asumió un decidido protagonismo para impulsar la futura organización internacional. Los esfuerzos de Wilson fueron estériles a la hora de comprometer a su país en aquella nueva experiencia, puesto que el Senado estadounidense se negó a ratificar el Tratado de Versalles. El acuerdo fundacional de la Sociedad de Naciones, constituido por 26 artículos, explicitaba en su preámbulo el compromiso entre los estados signatarios de no recurrir a la guerra, mantener a la luz del día relaciones internacionales fundadas en la justicia y el honor, la rigurosa observancia de las normas del Derecho internacional y el escrupuloso respeto de las obligaciones contraídas en los tratados. Todo ello con el afán de “fomentar la cooperación entre las naciones y para garantizarles la paz y la seguridad”. Al servicio de estos principios se dispuso una estructura institucional. La nueva administración internacional disponía de una serie de órganos centrales, dos de ellos de naturaleza política e interestatal: el Consejo y la Asamblea. El Consejo, que acabaría convirtiéndose en una especie de comité ejecutivo, se convocaba al menos tres veces al año y en su seno se distinguían una serie de miembros permanentes (Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, a los que se sumarían Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y otros temporales. La Asamblea, por su lado, fue el órgano democrático por antonomasia de la Sociedad de Naciones, celebrando ordinariamente una reunión en el mes de septiembre. Junto a ellos, la Secretaría Permanente, un órgano básicamente técnico-administrativo. A lo largo de su existencia, 63 estados formaron parte de la organización. La exclusión inicial de los vencidos, la ausencia de la Rusia bolchevique y la autoexclusión estadounidense cercenaban y cuestionaban las aspiraciones universalistas del nuevo organismo internacional, una organización de vencedores sin medios ni fuerza moral para imponer sus decisiones. La mayor parte de sus miembros originarios eran europeos y americanos y agrupaban a tres cuartas partes de la humanidad. Solamente Liberia y la Unión Sudafricana representaban al continente africano, en tanto que cinco estados (Persia, India británica, Siam, China y Japón) pertenecían al continente asiático. España perteneció a la Sociedad de Naciones aunque se retiró de la misma en 1939.
TRATADO DE BREST-LITOVSK.- Firmado entre la Rusia bolchevique y los Imperios Centrales, fue el primero de los tratados que pusieron fin a la Gran Guerra. Pese a que Trotsky trató de prolongar lo máximo las negociaciones, el envite final alemán en febrero de 1918 derrumbó las menguadas y desorganizadas tropas de la Rusia soviética. Lenin, para poder hacer frente al Ejército Blanco en la guerra civil, tuvo que ordenar la aceptación de las durísimas condiciones alemanas. Estamos ante un tratado de paz firmado el 3 de marzo de 1918 en la ciudad polaca de Brest-Litovsk (entonces bajo soberanía rusa, actual Brest) entre el Imperio Alemán, Bulgaria, el Imperio Austrohúngaro, el Imperio Otomano y la Rusia soviética. En el tratado, Rusia renunciaba a Finlandia, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania y Bielorrusia y cedió Besarabia a Rumanía y una parte de Armenia (al E del Mar Negro) a Turquía, que a partir de entonces quedaron bajo el dominio y la explotación económica de los Imperios Centrales. Con este tratado, Alemania reforzó el frente occidental con efectivos orientales. La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial anuló el tratado, y todas las pérdidas rusas habían sido recuperadas para 1940. Solamente Finlandia y Turquía, sucesora del Imperio Otomano, conservaron los territorios recibidos en Brest-Litovsk.
TRATADO DE VERSALLES.- (1919) Acuerdo de paz firmado, tras la conclusión de la I Guerra Mundial, entre Alemania y las potencias aliadas vencedoras el 28 de junio de 1919 en la galería de los Espejos del palacio de Versalles, próximo a París. Fue negociado durante la conferencia de paz celebrada en Versalles, que comenzó el 18 de enero de 1919. En ella participaron Estados Unidos (representada por su presidente, Thomas Woodrow Wilson), Gran Bretaña (con su primer ministro, David Lloyd George, al frente de la delegación), Francia (representada por su primer ministro, Georges Clemenceau) e Italia (con su jefe de gobierno, Vittorio Emanuele Orlando). Alemania, que había adoptado un régimen republicano (la llamada República de Weimar) tras la disolución del II Imperio Alemán al final de la guerra, quedó excluida de las conversaciones. La primera sección del Tratado recogía el Pacto de la Sociedad de Naciones, cuyo objetivo era garantizar el cumplimiento de los términos de varios convenios acordados después de la I Guerra Mundial con el fin de lograr una paz duradera. Estados Unidos no lo ratificó, pero firmó con Alemania por separado el 2 de julio de 1921 el Tratado de Berlín. Según lo estipulado en el Tratado de Versalles, que seguía en lo básico los Catorce puntos, o directrices pautadas en enero de 1918 por el presidente estadounidense Wilson, Alemania tuvo que suprimir el servicio militar obligatorio, reducir su ejército a 100.000 hombres, desmilitarizar casi todos sus territorios, dejar de importar, exportar y producir material de guerra, limitar sus fuerzas navales, quedándole prohibida la aviación militar. Alemania también aceptó que el ex emperador Guillermo II fuera juzgado por un tribunal internacional bajo la acusación de haber cometido “un delito supremo contra la moralidad internacional”, pero el juicio nunca llegó a celebrarse. Los alemanes debían hacer frente a una cuantiosa indemnización en concepto de reparaciones de guerra para resarcir a las potencias aliadas por los daños causados durante el conflicto. Surgieron dificultades a la hora de efectuar la recaudación de los pagos. Asimismo, el Tratado de Versalles abrogó los acuerdos de Brest-Litovsk y Bucarest, de marzo de 1918 y agosto de 1913, respectivamente. Alemania reconoció la soberanía incondicional de Bélgica, Polonia, Checoslovaquia (en la actualidad República Checa y Eslovaquia), así como la de Austria, y perdió aproximadamente 71.000 km2 de su territorio, esto es, algo más de un 13% de sus dominios europeos. El área fronteriza de Alsacia-Lorena fue restituida a Francia, y la región del Sarre quedó bajo la administración de una comisión de la Sociedad de Naciones durante quince años. También hubo cambios territoriales en Schleswig, Posen (actual Poznanń en Polonia) y Prusia Occidental, Memel (actual Kláipeda), Danzig (en la actualidad Gdańsk) como una ciudad libre administrada por la Sociedad de Naciones. Alemania también perdió todo su imperio colonial. Las duras condiciones del Tratado, en especial la pérdida de los territorios del este europeo, levantaron duras críticas en Alemania que calificó el Tratado de paz como diktat (imposición), y dio lugar a la aparición de numerosos grupos nacionalistas que demandaban la revisión del mismo, y que servirían de soporte para el ascenso al poder en la década de 1930 del nacionalsocialismo. El Tratado fue ampliamente violado en los años 30 con la llegada al poder del nazismo.
TRIPLE ALIANZA.- El reparto colonial del mundo entre las grandes potencias produjo fuertes rivalidades imperialistas entre ellas. Hasta 1890, fecha en que Bismarck, protagonista hasta entonces de la diplomacia europea, salió de la cancillería alemana, las rivalidades y alianzas entre las grandes potencias europeas pueden resumirse así: rivalidad entre Francia y Alemania (Alsacia-Lorena), rivalidad entre Francia y Gran Bretaña (fricción en África), rivalidad entre Francia e Italia en el Mediterráneo (Italia considera que Francia les ha arrebatado Túnez), rivalidad entre Rusia y Gran Bretaña (en el Mar Negro - estrechos, y en la India), rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría (expansión en los Balcanes). Bismarck utilizó estas rivalidades para lograr dos alianzas: la Triple Alianza (1882) entre Alemania, Austria-Hungría e Italia; y el Tratado de Reaseguro (1887), entre Alemania y Rusia, siempre con el objetivo de aislar a Francia (revanchismo por la pérdida de Alsacia y Lorena) y de fortalecer la hegemonía continental de Alemania. Frente a la Triple Alianza, en 1907 surgió una Triple Entente de Gran Bretaña, Francia y Rusia (los integrantes de esta coalición pasaron a ser conocidos como “imperios centrales”). Los futuros bandos de la I Guerra Mundial (1914) estaban perfilados. Otras alianzas anteriores fueron la Liga de los Tres Emperadores (1873) entre Austria, Rusia y Alemania; y la Doble Alianza (1879) entre Alemania y Austria.
TRIPLE ENTENTE.- Nombre por el que es conocida la alianza diplomática y militar que, concluida en 1907 por Gran Bretaña, Francia y Rusia, venía perfilándose desde finales del siglo XIX. Su objetivo principal fue hacer frente a la Triple Alianza, establecida en 1882 por el II Imperio Alemán, el Imperio Austro-Húngaro e Italia. Las negociaciones para la constitución de la Triple Entente fueron promovidas por Francia, cuya enemistad con Alemania había aumentado desde su derrota en la Guerra Franco-prusiana (1870-1871). El gobierno francés entabló conversaciones con Rusia, de la que la separaban numerosas cuestiones ideológicas. Los importantes préstamos concedidos por Francia para estimular el desarrollo de la industria y los medios de transporte rusos ayudaron. El pacto militar franco-ruso se firmó en 1894-1895. En 1898 se iniciaron negociaciones encaminadas a incorporar a Gran Bretaña en la alianza. Acercamiento obstaculizado en un principio por la rivalidad colonial entre ambas potencias en África y Extremo Oriente. Sin embargo, el peligro potencial que representaba el poder militar de la Triple Alianza favoreció la unión de estos dos estados, y en 1904 Francia y Gran Bretaña firmaron acuerdos diplomáticos que configuraron la denominada Entente Cordial. En 1906, se celebraron una serie de reuniones extraoficiales de ambas potencias y se acordó coordinar una acción conjunta en el caso de que Gran Bretaña decidiera intervenir en una guerra franco-alemana. Gran Bretaña y Rusia establecieron un pacto similar en 1907, creándose así el sistema de alianzas conocido como la Triple Entente. La tensión entre los países de la Triple Entente y la Triple Alianza fue aumentando con el paso del tiempo y provocó en 1914 el estallido de la I Guerra Mundial.
UNIÓN SAGRADA.- Tregua política que acordaron los partidos de izquierdas durante la Primera Guerra Mundial, es un rasgo de patriotismo, no llamando a las fuerzas sociales en contra del gobierno o a la huelga. Es decir, es la unión de todas las fuerzas políticas con el objetivo de dar a los gobiernos el apoyo necesario para hacer frente a la guerra. Los que se opusieron a esa oleada de entusiasmo bélico y patriótico fueron duramente perseguidos y castigados. “Dans la guerre s'engage, la France […] sera héroïquement défendue par tous ses fils, dont rien ne brisera devant l'ennemi Unión sacrée”.